Buscando la sociedad perfecta
La idea que anima esta actividad surgió en clase de Filosofía de 2º de Bachillerato, en el contexto de un debate sobre Filosofía política. Tras estudiar las propuestas de organización social y política de diversos filósofos, desde Platón a Marx, pasando por el realismo político de Maquiavelo, las utopías renacentistas, modelos contractualistas, etc., al tiempo que tratábamos de establecer conexiones con los movimientos sociales de nuestro tiempo, el diálogo nos llevó a plantear una cuestión singular: ¿Qué tipo de sociedad acabaríamos desarrollando los allí presentes si estuviésemos aislados del resto del mundo? ¿Seguiríamos defendiendo las mismas ideas si tuviésemos que enfrentarnos a la construcción real de un sistema económico y político? ¿La sociedad resultante sería más justa que la actual? Concluimos que sería muy interesante poder experimentar personalmente ese reto, vernos ante la necesidad de crear un modelo viable y justo de sociedad. Y aunque no estuviese a nuestro alcance perdernos en una isla deshabitada, allá por los mares del sur, lejos de toda civilización, quizá podríamos simular una situación semejante que nos permitiese llevar a la práctica la construcción de una sociedad desde cero.
A partir de ahí se fue concretando la posibilidad de recrear, del modo más realista posible, las condiciones con que hubieron de vérselas nuestros antecesores, desde los tiempos de los cazadores-recolectores. En el bosque y luego en un albergue de montaña, alejados de toda civilización y tratando de alejarnos igualmente de las ideas previas o prejuicios acumulados en nuestro proceso de socialización, los alumnos y alumnas participantes, distribuidos en tribus, comenzarían una aventura en la que tendrían que buscar alimento y refugio al tiempo que se enfrentaban a diversos peligros y a la competencia entre tribus. En nuestra recreación algunos aspectos tenían que ser totalmente realistas, pues serían las necesidades básicas las que tendrían que dirigir la acción de los participantes, pero otros estarían expresados simbólicamente, como todo lo relacionado con la guerra y la violencia física, que habría de ser resuelto mediante juegos. Y desde un principio tuvimos claro que la actividad tendría que avanzar de forma totalmente autónoma, habiendo de ser los propios estudiantes quienes resuelvan sus conflictos, posicionándose ante la aparición de desigualdades o pobreza y creando instituciones que velen por el orden, la justicia y el bienestar social.
La trama de relaciones sociales que se irán tejiendo a partir de ahí constituye el auténtico objetivo de nuestra experiencia y su análisis posterior la parte más interesante y educativa, no solo de cara a la comprensión de los conceptos fundamentales de nuestras asignaturas, sino respecto a otros ámbitos de carácter transversal. Y es que enseguida comprendimos que nuestro proyecto de construcción social era tan complejo y rico en recursos didácticos que iba a ser útil para muchas más cosas, como hemos podido comprobar a lo largo de los doce años en que venimos realizándola: mejora de las relaciones sociales y la convivencia, ayuda a la inclusión social, sensibiliza acerca de problemas sociales, aumenta la motivación por el estudio, estimula la creatividad, anima a la participación en nuestro entorno social… Todo ello en un contexto educativo que da prioridad al desarrollo integral de la persona y al bienestar emocional de nuestros alumnos y alumnas.
El motivo último de la actividad es, en esencia, que los participantes puedan llegar a comprender, desde la propia experiencia personal, el carácter eminentemente social del ser humano, la finalidad de las leyes y de los sistemas de gobierno, la evolución de las sociedades a lo largo de la historia, la estructura de los sistemas económicos e, incluso, las propuestas más o menos utópicas de los filósofos. Así, en torno al eje motivador de la experiencia como una búsqueda de la sociedad perfecta, distribuiremos el trabajo en tres fases:
Primera fase:
Iniciaremos el proceso con una primera reunión de los estudiantes y docentes que quieran implicarse en el proyecto para conocer las expectativas de todos e ir concretando los detalles de su desarrollo. En la edición del curso 2017-2018, este primer encuentro tuvo lugar a finales de septiembre de 2017 y en él se trazó el plan de trabajo a seguir durante los meses siguientes hasta el momento de la realización práctica de la experiencia de convivencia, que tuvo lugar en el mes de septiembre. Las tareas a realizar fueron las siguientes:
- Búsqueda de información básica sobre la forma en que se han organizado históricamente los distintos tipos de sociedades y sobre los modelos teóricos que han propuesto algunos filósofos en diferentes épocas, coordinada por los profesores de las áreas de conocimiento implicadas.
- Creación de un espacio web donde centralizar y coordinar los contactos entre todos los participantes, con el objetivo de conocerse y debatir todos los detalles de la actividad.
- Reunión de todos los participantes para acordar los términos de la realización de la experiencia, unificando criterios y expectativas.
- Diseñar y debatir, llegando finalmente a un acuerdo aceptado por todos, las reglas básicas del juego, estableciendo las acciones que servirán para representar simbólicamente los aspectos que difícilmente puedan expresarse de forma real.
- Preparación de las representaciones que se escenificarán en el albergue. Todos los estudiantes, en grupos de cinco como máximo, deberán realizar una representación teatral, con la única condición de estar relacionada con la temática del proyecto. Dramatizaciones, actuaciones musicales, montajes en audio o en vídeo, o audaces “performances”… todo vale si es un auténtico ejercicio de creatividad.
Segunda fase:
Durante varios días, en un albergue de montaña, lejos de las referencias habituales de espacio y tiempo, intentamos recrear situaciones similares a las que nuestros antepasados pudieron encontrarse en su lucha por la supervivencia, desde los primitivos cazadores-recolectores hasta los sistemas políticos contemporáneos, siendo los propios participantes en la experiencia quienes hayan de establecer el tipo de sociedad y las reglas que rijan su convivencia.
La historia comienza en pleno bosque con la distribución de los participantes por sorteo –representando así que uno no elige donde nace– en diferentes "tribus". Cada uno de estos grupos tribales contará con un territorio en el que podrá hallar algunos bienes escondidos entre las piedras y la maleza, como botellas de agua o latas de conservas, que habrán sido distribuidos previamente de forma desigual. No obstante, serán insuficientes para asegurarse la supervivencia, por lo que habrán de estar atentos a otras opciones para obtener comida y agua, como la caza –simbolizada con un monitor que sale corriendo con una mochila llena de comida, que será para el primero que le alcance–, o la recolección de alimentos que penden a cierta altura de algunos árboles y que sólo se pueden obtener en determinadas condiciones; por ejemplo, cogiéndolos de la boca aupados sobre algún compañero o explotando el globo al que están amarrados si se ha preparado previamente un arco con flechas. La necesidad de conseguir alimentos y refugio guiará, pues, la acción de los participantes, que irán tejiendo relaciones y estructuras sociales, afrontando las dificultades que la presencia de otros grupos luchando también por su futuro les pudiesen originar.
Una vez obtenidos esos bienes no hay ninguna seguridad de que permanezcan en su poder, dada la previsible rivalidad entre tribus, por lo que una opción que recogen las reglas del juego es que no se puedan robar si se encuentran dentro de una choza, cuya construcción pasará a ser, por ese motivo, el primer objetivo inmediato de cada tribu. También será útil como refugio cuando aparezca la peste, en forma de tenebrosa figura –un monitor envuelto en una inquietante capa negra–, corriendo ocasionalmente por el bosque y contagiando a todo el que llegue a tocar. Los apestados serán marcados con un sello con forma de calavera y tendrán que pasar una hora fuera del juego, o media si algún compañero les acompaña –representamos de este modo la atención sanitaria a los enfermos–. De todos modos, entre los bienes que se pueden conseguir habrá antídotos contra la peste que pueden evitar la convalecencia.
La desigualdad en la posesión de alimentos podrá dar lugar a alianzas, intercambios comerciales o a tensiones entre las tribus que podrían degenerar en saqueos y guerras, simbolizados mediante un juego a elegir por el atacante y tras el que el bando ganador se quedaría con los bienes del perdedor o, incluso, con su territorio y con los miembros de la tribu perdedora convertidos en esclavos. Habrá también otras formas de caer bajo la condición de esclavo, posibilidades de liberación, asaltos, detenciones, etc. Evidentemente, más que las peripecias del juego, lo que finalmente nos va a interesar es analizar la forma en que cada tribu se organiza y toma decisiones.
Las mejores chozas expresarían una superioridad técnica, que será premiada con la disponibilidad de camas en la siguiente fase del juego, en el albergue, a la que se pasaría de forma espontánea una vez que los bienes del bosque se hubiesen agotado.
La secuencia posterior del juego pasa por la entrada, de forma violenta o negociada, en el albergue –hemos explorado hasta ahora diferentes situaciones, en algunas de las cuales una parte de la población partiría con ventaja respecto a la propiedad de habitaciones, cocina, etc.– Se encontrarán con la necesidad de decidir el uso y el régimen de propiedad –privada o comunal– de algunos de los espacios, estando otros en manos de una potencia extranjera –representada en el juego por tres monitores– que aportaría los productos tecnológicamente más elaborados.
La realización de trabajos en el campo o en la aldea marcará el inicio de una economía basada en la actividad agrícola y a la que se irán incorporando progresivamente otras actividades y negocios, sobre todo del sector servicios –imprenta, taller de diseño gráfico, periódico, emisora de radio…-, en función de la iniciativa que vayan mostrando los participantes en el juego, para poder conseguir así alojamiento y comida. Los productos obtenidos inicialmente –arroz, aceite, patatas, cebollas,...– no serán de mucha utilidad si no se tiene la posibilidad de cocinarlos, lo que haría entrar en juego negocios como una tienda o un restaurante.
Los intercambios comerciales se harían mediante trueque, a menos que se emitiese algún tipo de moneda que los facilitase, lo que supondría tener constituida alguna clase de organización o de gobierno que respaldara esa emisión de moneda... En definitiva, la organización social y económica iría surgiendo espontáneamente a medida que se intentasen resolver los problemas fundamentales a los que inevitablemente toda sociedad ha de enfrentarse, siendo los propios estudiantes quienes resuelvan sus conflictos, creando instituciones que velen por el orden y la justicia, y posicionándose ante la aparición de desigualdades o pobreza.
Las oscilaciones en el valor de cambio con respecto a la moneda aportada por la potencia extranjera, las posibles tensiones inflacionistas y demás problemas económicos requerirían respuestas de carácter técnico –lo que hace que el juego sea muy interesante desde el punto de vista de la comprensión de los procesos económicos– o político, con lo que estarían definiendo el modelo político a seguir.
La actividad seguirá a lo largo de cuatro días las vicisitudes que la dinámica interna de ese grupo social imponga, generando sistemas imperialistas, autoritarios, democráticos, participativos, o cualquiera otro que las circunstancias y la voluntad de los agentes sociales determinen. Al ser la dinámica del juego totalmente libre, cabe esperar también otras propuestas de organización social más innovadoras o utópicas, en una previsible búsqueda de la “sociedad perfecta”.
Tercera fase:
Tras la fase experimental, en la que presumiblemente se habrán ensayado distintos modelos de sociedad, se iniciará la reflexión y debate en busca de las claves que expliquen el comportamiento grupal, desarrollando una auténtica investigación sobre la condición humana que nos permita, finalmente, comprender mejor la realidad social en que estamos inmersos.
Recrear los cambios políticos y las revoluciones sociales, las formas de producción y de distribución de la riqueza y en general el comportamiento social de los humanos ha de servir para comprender mejor el entorno histórico en el que surgen las propuestas teóricas de algunos tratadistas políticos, que ya no aparecerán a los ojos de los estudiantes como meras historias del pasado o como simples especulaciones de los filósofos, sino que habrán cobrado vida en la forma de problemas reales y concretos que les afectan de forma muy personal. Esto nos acercaría al más interesante –por ser la base de todos los demás– de nuestros objetivos: sensibilizar a nuestros jóvenes acerca de los problemas sociales, de modo que en adelante no sean indiferentes ante el sufrimiento y las dificultades de los demás. De esta forma, al vivirlo como algo propio, podrán generarse sentimientos y actitudes de compromiso con la realidad social en que se hallan inmersos.
Además de la puesta en común de las impresiones y reflexiones personales y la evaluación conjunta de las jornadas, cada participante habrá de presentar un ensayo narrando la experiencia desde su punto de vista, reflejando las reflexiones que le ha suscitado y formulando las conclusiones personales a las que ha llegado, relacionando las situaciones vividas durante los tres días con los contenidos vistos en clase. De entre estos trabajos podrán elegirse algunos para difundir la experiencia a través de la revista escolar.
A partir de ahí, en cada una de las áreas directamente implicadas tratamos de extraer conclusiones y aprovechar cada detalle de lo ocurrido en la actividad para explicar conceptos y provocar reflexiones. La idea de “construir una sociedad” se ha revelado en los últimos años como un importante incentivo para motivar a los estudiantes, a la vez que un recurso excepcional para ayudar a comprender y a vivir en la sociedad en que nos encontramos, una sociedad que a todos nos corresponde construir cada día.
Pueden verse más fotos de la actividad en el apartado "Fotos" del menú superior, o clicando directamente en el siguiente enlace: Buscando la sociedad perfecta.