"En busca de la sociedad perfecta", edición universitaria
Por vidalrlavid | El 23/05/2018
Los días 19 al 22 de abril de 2018, los estudiantes de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Salamanca llegaron a Sangas, Cantabria, para iniciar su aventura en la construcción de su propia sociedad.
Llegaron tras cinco horas de autobús. La actividad comenzó al día siguiente en los montes de Sangas, donde los participantes se dividieron al azar en seis tribus. Apenas había dado comienzo la etapa inicial cuando se hizo patente la gran implicación que los estudiantes mostrarían a lo largo de todo el juego. Lucharon denodadamente por conseguir agua y comida, llegando a veces a provocar confrontaciones entre las tribus que se resolvieron, como está previsto en las reglas, mediante juegos que representan las guerras y los conflictos, como el tiro de cuerda, momento que recoge la foto. Otras tribus llegaron a establecer pactos con los que buscaban mejorar sus posibilidades de defensa. Tras algunas situaciones de tensión y varias guerras, finalmente se formaron dos grandes bandos, compuestos por tres y dos tribus respectivamente que, tras intentar declarar una guerra de conquista, llegaron a un pacto de no agresión que les permitiría bajar de forma pacífica hacia el albergue.
Una vez allí, un profeta que había estado intentando captar adeptos durante toda la mañana por el bosque salió a uno de los balcones del albergue para entregar –o al menos así creían sus seguidores– el control del albergue a aquellos que habían aceptado sus doctrinas. Pero el profeta, en su calidad de dueño y señor del albergue, sospechando que sería traicionado –pues la aceptación de su religión parecía, a todas luces, una cuestión de pura conveniencia– cambió de opinión y eligió a dedo a cinco personas para que dirigiesen los destinos de la sociedad afincada en el albergue.
Así comenzó el primer gobierno, fruto de una decisión personal del profeta, que pronto mostraría su carácter autoritario y dictatorial. Tras muchas deliberaciones internas, este grupo dirigente dejó entrar a los demás al albergue, pero imponiéndoles una serie de condiciones, como por ejemplo que respetaran las propiedades ya establecidas en el albergue, que en gran medida estaban en sus manos, así como algunos privilegios, como su derecho a dirigir la sociedad. Intentaron echar a andar la economía buscando ocupación para todos los ciudadanos, a través de las ofertas de empleo que vecinos del pueblo les habían hecho, entre las que estaban reconstruir una pared o recoger nabos de un huerto.
Los dirigentes trataron también de que todos tuvieran cama y, al menos, un menú sencillo para comer. Pero como no acababan de conseguir estos objetivos, los ciudadanos de la sociedad de Sangas pronto empezaron a impacientarse, al tiempo que se generalizaba la sospecha de que se aprovechaban de su posición de privilegio para enriquecerse y de que abusaban de su poder para acallar cualquier disidencia. De hecho, algunos ciudadanos que intentaron rebelarse fueron encarcelados sin mediar una acusación formal ni un juicio imparcial, manteniéndolos en esa situación con la única excusa de que representaban un peligro para la convivencia.
Esa forma autoritaria de actuar junto a las acusaciones cada vez más fundadas de corrupción provocó un descontento generalizado que llevó finalmente a la dimisión en bloque del Gobierno y a la convocatoria de elecciones democráticas, temerosos como estaban de que triunfase el golpe de estado que se estaba preparando y hubiesen de sufrir represalias. En ese cambio influyó decisivamente la presión que ejerció la Embajada Extranjera, que cerró la Oficina de Comercio, el Banco Mundial y la Fundación para la Difusión de las Artes y las Ciencias por entender que la inseguridad jurídica de un sistema de gobierno dictatorial no garantizaba su presencia en la sociedad de Sangas. La forma en que se convocaron las elecciones se decidió en una asamblea general, en la que se debatió ampliamente el modelo de sociedad que se quería a partir de ese momento.
Por fin los ciudadanos de Sangas comenzaron a ver claro algo que hasta entonces parecía no haberles preocupado demasiado, empeñados como estaban en sacar sus negocios adelante o en buscar un trabajo que les asegurara poder disponer de cama y comida, y es que por fin empezaban a comprender que sin una adecuada organización política nada iba a funcionar tampoco en el ámbito económico.